¿Alguna vez has considerado la idea de que nuestras elecciones diarias son como pequeños bloques que construyen nuestra salud a largo plazo? Imagina cada elección diaria como un ladrillo, cada comida saludable como un pilar y cada paso adicional como los cimientos que construyen el edificio de tu bienestar.
Es crucial fortalecer nuestros cimientos, pero también es importante tener en cuenta que ciertos hábitos pueden debilitar esta estructura. Es esencial reconocer que hábitos agrietan esta construcción. En este caso, las enfermedades conocidas como enfermedades de estilo de vida, son generadas por nuestras grietas.
Estas son el resultado de patrones de vida poco saludables como por ejemplo la diabetes tipo 2, obesidad, cardiopatías, algunos tipos de cáncer y enfermedades asociadas con el abuso de tabaco, alcohol y otras drogas. Todas estas pueden prevenirse mediante pequeños cambios positivos pero significativos en tu estilo de vida.
Estas, también son conocidas como enfermedades crónicas no comunicables (ECNT) y son de larga duración cuyo desarrollo es lento y gradual, hablemos sobre 6 de ellas:
Como vemos en la mayoría de los casos, estas afecciones se pueden prevenir o controlar en gran medida con cambios positivos en nuestro estilo de vida. Una dieta balanceada, actividad física regular, la abstinencia de tabaco y alcohol, y el manejo del estrés son claves para la arquitectura de nuestro bienestar.
En 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que el 61% de las muertes en todo el mundo, es decir, 35 millones de personas murieron a causa de estas enfermedades.
En solo 6 años más, se prevé que la proporción del total de muertes en el mundo debido a enfermedades crónicas aumente al 70%. En México, en 2020 se estimó que el 80% de los mexicanos (521,800 personas) murieron a causa de estas.
¡Crea conciencia, ajusta tus hábitos y evita ser parte de esta estadística!
Con la creciente presencia de enfermedades de estilo de vida, es claro que necesitamos un cambio. Aquí entra en juego la actividad física. Se ha estudiado y confirmado que realizar ejercicio mejora tu salud física y mental en tu presente y en tu futuro. Cualquier persona sin distinción de edad, género o raza se beneficiará al mejorar dicho hábito. La OMS sugiere que realices actividades tanto aeróbicas como de fortalecimiento muscular en tu día a día.
Para que nuestros cimientos se fortalezcan hacer actividad física es indispensable. No solo protege tu nuestro cuerpo contra diversas enfermedades, sino que también te ofrece beneficios adicionales, como la reducción de la ansiedad, mejora del sueño, fortalecimiento óseo y muscular, y un impulso positivo para tu salud mental.
Ahora que hemos entendido cómo la actividad física es fundamental para prevenir enfermedades y promover un bienestar integral, seguramente te estás preguntando ¿cómo puedo incorporarla en mi vida cotidiana?
No hace falta un cambio radical, pequeñas modificaciones marcan una gran diferencia. Comienza por encontrar actividades que disfrutes, realiza una búsqueda de gimnasios, actividades deportivas (tenis, futbol o basketball) o clase fitness (pilates o yoga) puedes practicar cerca de donde vives, estudias o trabajas. Incluso puedes unirte o empezar un grupo dentro de tu comunidad para realizar las actividades que más les gusten.
En la construcción de nuestra salud, la consistencia es clave, así que establece metas alcanzables y celebra tus logros. En nuestra búsqueda de bienestar es crucial tener en cuenta que nuestras decisiones cotidianas pueden ser tanto constructivas como destructivas para nuestra salud a largo plazo. Al encontrar alegría en el movimiento, estamos invirtiendo en nuestra salud.
¡Andando, hagamos de cada día una oportunidad para mover nuestro cuerpo y vivir plenamente!
Referencias:
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